En el siglo XVI surge uno de los grandes teólogos de la historia,
reconocido por ser el máximo sistematizador de la fe protestante en sus
orígenes. No tenemos muchos datos biográficos de Calvino, pero es probable que
su conversión fuera por los 1530, y que al principio escribiera para defender
las doctrinas de Lutero, aunque poco a poco se fue también distanciando de este
reformador.
Una síntesis de su teología la encontramos en su obra máxima “La
institución de la religión cristiana” Pero vamos a analizar solo aquellas
cuestiones que hacen diferente y especial su pensamiento.
La soberanía de Dios
Calvino reacciona en contra de todo aquel que quiere decir que existen en
Dios su voluntad permisiva y su voluntad activa. Esto quiere decir que Dios
decreta lo bueno pero solo permite lo malo.
Y defiende la posición mediante la cual todo lo que acontece es decreto
divino. Y solo para su gloria. Dios se
glorifica con los justos en su salvación pero también se glorifica con los
réprobos al recibir el castigo por oponerse a la voluntad revelada de Dios.
De este punto de vista se deriva posteriormente su conocida doctrina de la
predestinación. Pero vale la pena aclarar que es difícil entender como Dios
puede decretar el mal y al mismo tiempo no ser culpable del mismo sino la
criatura que lo ejecutó. Esto para
Calvino siempre fue un misterio.
La naturaleza humana
La corrupción de la naturaleza humana es tal, que todas las áreas de
existencia del ser humano son malas. Esto es causado por la culpa del pecado de
Adán, la cual heredamos nosotros no solamente como una naturaleza pecaminosa,
sino que desde nuestra concepción ya somos merecedores del castigo divino.
Sin embargo, aún a pesar de la caída la gracia de Dios se muestra de una
manera general, y de esta manera se explica los destellos de la verdad divina
que se pueden descubrir en la filosofía. Ya que esto no fue fruto de la
inteligencia de los filósofos sino que es un regalo divino. De igual manera se
puede decir de la virtud aparente de algunos seres humanos que no tienen a
Cristo. Sin embargo esta gracia general
no capacita a todos los seres humanos para que puedan hacer el bien necesario
para la salvación que es acudir a Cristo.
La justificación
Al igual que Lutero, Calvino afirma que la justificación se da solamente
por la obra de Jesucristo en la cruz. Sin embargo esta obra redentora no es
efectiva en todos los hombres sino solo en aquellos en los que actúa la
fe. Aquí Calvino profundiza mucho más al
afirmar que la fe más que una simple confianza en las verdades reveladas aun
cuando la razón no pueda demostrarlas. Tiene un grado de cognición, es decir es
el verdadero conocimiento de Jesús y de Dios. Pero esto no es algo que se
obtiene por méritos humanos sino es por acción del Espíritu Santo quien tiene
que actuar en la voluntad de los elegidos.
La predestinación
Como conclusión a la soberanía de Dios, la naturaleza del ser humano, y la
justificación por la fe, se desprende la doctrina de la predestinación. Aún cuando Calvino no pretende fundamentar sus
doctrinas más que en su interpretación de las Escrituras.
Mucho se ha hablado sobre esta doctrina, siendo ahora lo más importante en
los sistemas de pensamiento Calvinistas, pero esta forma de ver las cosas no es
congruente con los cuatro capítulos que Calvino dedica a este tema comparado
con el tamaño de toda la “institución de la religión cristiana”.
Calvino afirma una doble predestinación, es decir, para salvación y para
reprobación, no en base a la omnisciencia de Dios, ni a ningún mérito humano, sino
solo por su voluntad. Es decir a los que son elegidos Dios por medio
de su gracia salvadora le capacita para creer en el mensaje del evangelio y no
solo que los capacita sino que regenera su voluntad para que no puedan rechazar
el mensaje. Mientras que a los réprobos
les endurece su corazón para que no puedan creer en el evangelio.
A todas las objeciones presentadas sobre de qué manera es justo que Dios
decrete que el pecador peque y luego le castigue por eso, Calvino responde que
la medida última de justicia le pertenece solamente a Dios, y no importa lo que
nosotros pensemos sobre eso. Es decir Calvino tuvo que enfrentarse toda su vida
con el dilema sobre el origen de la maldad, reconociendo que para el eso era un
misterio imposible de explicar.
Como consecuencia de este sistema de pensamiento y en vista de que la
elección para salvación es solo obra de Dios, Calvino tiene que afirmar también
la doctrina de la completa seguridad en la perseverancia de los elegidos.
La Iglesia
Un aporte fundamental de Calvino en cuanto a la organización de la Iglesia
es el hecho de afirmar que cada iglesia local es libre de elegir sus propios
pastores, sin embargo estos también deben contar con la aprobación de un grupo
mayor de pastores de otras congregaciones los cuales velaran por la correcta
predicación de la Palabra de Dios y de los Sacramentos. Este sistema de
gobierno se lo llama Presbiteriano. Y es conservado por las Iglesias del mismo
nombre las cuales son de tradición calvinista.
La importancia de la teología
de Calvino
Es necesario afirmar que Calvino hizo un aporte importantísimo en el
desarrollo posterior de la doctrina protestante. Sin embargo es un error leer a
Calvino partiendo desde la tradición calvinista o reformada de hoy en día. Ya
que aquellas cosas que para Calvino no fueron de mayor importancia, hoy son un
requisito fundamental para formar parte de las iglesias reformadas. Un ejemplo
de esto es el estilo de gobierno propuesto por Calvino que hoy es ley en las
iglesias Presbiterianas.
Calvino siempre se considero un seguidor de Lutero y de las bases de sus
protestas, lastimosamente luego los seguidores tanto de uno como de otro se
fueron distanciando cada vez más.
Jacobo Arminio
Algún tiempo después a fines del siglo XVI no
encontramos con un teólogo calvinista, Jacobo Arminio. Quien fue un pastor protestante en Amsterdam,
y que después de estudiar algunas obras sobre la predestinación, desarrolló la
doctrina que se conocería posteriormente como Arminianismo.Arminio también creía que el ser humano es
incapaz de buscar a Dios, por esta razón no podemos confundirlo con el
pelagianismo, sin embargo a diferencia de Calvino, este afirmaba que la gracia
que capacita al ser humano para creer en Jesús es otorgada a todos, porque
Cristo murió por todos, por esto la fe es don de Dios, pero al mismo tiempo el ser humano puede
rechazar esta gracia, lo cual no excluye
que en algún momento el creyente también puede perderla.
Aunque esta doctrina
también fue rechazada por muchos en su tiempo, la influencia posterior de los teólogos Arminianos fue
considerable, se hizo sentir con más
fuerza en tiempos del teólogo Juan Wesley, fundador de las iglesias Metodistas.
En el siglo XVII los
seguidores de Arminio sistematizaron de mejor manera sus doctrinas agrupándolas
en cinco puntos los cuales analizaremos posteriormente. A esto los calvinistas
más estrictos reaccionaron también y escribieron lo que posteriormente se
conoció como los cinco puntos de Calvino.
Cuadro comparativo
Arminianismo
|
Calvinismo
|
1.-
Elección condicional
2.- Expiación
universal
3.-
Salvación por fe
4.-
Gracia resistible
5.-Posibilidad
de caer de la gracia
|
1.-
Elección incondicional
2.-
Expiación limitada
3.-
Corrupción total
4.-
Gracia irresistible
5.-
Perseverancia de los santos
|
Inquietudes sobre la posición
reformada
A continuación me
atrevo a plantear algunas inquietudes al sistema de pensamiento calvinista.
Un ser humano nace,
y no ha pedido nacer, sin embargo nace con la incapacidad total de hacer nada
bueno, ni siquiera ir a Jesús para que lo salve, esa es su naturaleza, nace
eternamente condenado, por culpa del pecado de Adán, algo que sucedió cuando ni
siquiera había nacido, aunque si bien es cierto sus propios pecados lo
condenan, pero no puede hacer nada para evitarlos. Dios en su soberanía decide no salvar a esta
persona, decide enviarle a una eternidad en el infierno, a una condenación
eterna, separado de Dios. ¿De qué manera esto es justo? Calvino puede decir que
la medida última de justicia le pertenece a Dios, no importa lo que nosotros
pensemos, pero si la justicia que es
exigida a vivir el ser humano tiene que fundamentarse en la justicia de Dios
¿No afecta lo que creamos por justicia de Dios, nuestra forma de vivir la
justicia día a día? Muchos teólogos
reformados hoy, argumentan que Dios es justo porque está dando a cada uno lo
que se merece, es decir esta persona se merecía el infierno, pues sus pecados
fueron por su propia voluntad. Pero si
fundamentan todo en la soberanía de Dios, de manera de que todo está decretado
por Dios, ¿Quién le dio la voluntad al ser humano? La manera de relacionar la soberanía de Dios
y la responsabilidad del ser humano es algo que los calvinistas contemporáneos
lo consideran como un misterio pues no se puede explicar racionalmente.
Entonces si eso es un misterio, ¿No sería mejor reconocer que la predestinación
en si, es un misterio, en lugar de
afirmar la elección incondicional, y el amor selectivo de Dios como una
doctrina clave de sus denominaciones?
Una
mujer es violada, y fruto de esa violación queda embarazada, luego decide
abortar. Si aceptamos de una manera bíblica que la vida que ella quitó tenía un
alma inmortal ¿Qué sucede con esta alma? ¿Está condenada al infierno, cuando
aún ni siquiera tuvo conciencia de que es lo que pasó? O ¿En este asunto si
aceptamos la misericordia de Dios que posibilita la regeneración y salvación de
los niños, sin necesidad de la fe en Cristo aunque contradiga la doctrina
reformada? O como dice la confesión de Westmister ¿Solo algunos niños
están predestinados y otros no?
Si en los evangelios
nos encontramos con un Jesús que demanda del ser humano el amor incondicional
para con todos, incluso para con los enemigos, ¿Con que autoridad puede Jesús
exigir que amemos a todos, si el mismo no ama a todos? Si Jesús enseña que el
perdón es un asunto esencial de la vida cristiana ¿Cómo puede exigirnos
perdonar, si el mismo no ofrece su perdón a todos? ¿No dice la Biblia que Dios
no hace acepción de personas? (Hechos 10:34) Si Dios ama con amor selectivo, ¿Por qué no podemos
nosotros amar con amor selectivo?
Todos nosotros
tenemos familiares o personas queridas que no han conocido a Jesús ¿Debemos
orar por la conversión de estas personas, aunque estemos seguros de que nuestra
oración no va a cambiar ni a influir en el decreto soberano de Dios de elección
incondicional? A esto muchos de los Calvinistas responden que la oración es un
mandamiento, entonces ¿Lo que motiva nuestras oraciones es solamente obediencia
a Dios, aún cuando no tenga sentido alguno lo que pidamos? ¿No debería
motivarnos el amor y compasión por las personas que necesitan de Jesús?
La misma inquietud
presentamos en cuanto a la predicación del evangelio. Pues para las iglesias reformadas la
predicación es un importante mandamiento, y la cumplen solamente por
obediencia, si bien es cierto, se sienten agradecidos por ser usados por Dios
para hacer su obra y porque es un misterio el saber quien es elegido y quien
no, sin embargo, de igual manera que en la oración ¿No debería ser parte de
nuestra motivación la compasión por las almas perdidas, con la esperanza de que
al escuchar el evangelio todos tienen una oportunidad de ir a Jesús?
Se que para estas y
muchas otras inquietudes habrá siempre respuestas por parte de la teología
reformada, sin embargo he planteado
estas inquietudes, pues son precisamente
las que al querer responder los teólogos reformados han relativizado o limitado
una de las características fundamentales de nuestro gran Dios, el amor y la
misericordia incondicional.
Hugo Vásquez
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