Introducción
¿Qué es lo que nos convierte en
cristianos? ¿Acaso un estilo de vida? ¿Tener una religión? ¿Obedecer ciertas
normas o mandamientos? ¿Cumplir con algún rito especial como el bautismo?
Por encima de todas estas
cosas, ser cristiano significa ser un seguidor de Jesús. Es por eso por lo que
podemos afirmar que el centro de la vida cristiana es Jesús.
A lo largo de estas lecciones
haremos un estudio de la primera epístola del apóstol Juan, e iremos
descubriendo la importancia de tener un concepto claro y verdadero sobre quién
es Jesús, y a la vez saber cuales son las implicaciones practicas de esto en
nuestra vida, tanto en nuestra relación con Dios como en la relación con
nuestros hermanos, y con los no creyentes.
1Jn 1:1 Lo que ha sido
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos
contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al
Verbo que es vida.
1:2 Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y
les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha
manifestado.
1:3 Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con
nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
1:4 Les escribimos estas cosas para que nuestra
alegría sea
completa.
1.- UNA EXPERIENCIA CON JESÚS
1Jn 1:1 Lo que ha sido
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos
contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al
Verbo que es vida.
En este versículo Juan deja claro
a sus lectores que él conoció personalmente a Jesús. Lo pudo ver con sus
propios ojos, lo pudo escuchar, e incluso lo pudo palpar con sus manos.
Recordemos que Juan fue aquel discípulo que en la última cena recostaba la
cabeza en el pecho de Jesús.
Juan
13:23 Uno de ellos, el discípulo a quien Jesús amaba, estaba a su lado.
13:24 Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le dijo: —Pregúntale a quién se
refiere.
13:25 —Señor, ¿quién es? —preguntó él, reclinándose sobre Jesús.
Es por esta razón que para
nosotros los escritos de los apóstoles que tenemos en nuestro Nuevo Testamento
tienen el valor de Palabra de Dios, ya que fueron escritos por personas que en
realidad experimentaron la vida de Jesús, y el Espíritu Santo los inspiró para
poner todo lo que ellos aprendieron por escrito.
Otro asunto importante a tener en
cuenta es que, así como Juan dice que lo que él estaba anunciando a sus
lectores es aquello que el mismo experimentó, nosotros también de la misma
manera debemos tener una experiencia con Jesús para poder tener la autoridad de
hablar a otras personas sobre él.
Pero ¿Cómo podemos tener una
experiencia con Jesús cuando ya no lo tenemos presente físicamente para poder
verlo, escucharlo y palparlo?
Como cristianos debemos tener en
cuenta que Jesús sigue estando presente en su comunidad por medio de su
Espíritu. Él también prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin
del mundo cuando cumplimos la Gran Comisión
Mat
28:19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
28:20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que
estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo
Y también en los momentos en los
que nos reunimos en su nombre el estará con nosotros de una manera especial.
Mat
18:20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Es por esta
razón por la cual nosotros si podemos tener una experiencia con Jesús. Cuando
leemos los evangelios y podemos ver quien es él. Especialmente el evangelio de
Juan se esmera por mostrarnos quién es Jesús. Esto es muy importante, ya que en
el tiempo en el que escribe esto el apóstol Juan se estaban introduciendo en la
Iglesia algunas ideas equivocadas sobre la persona de Jesús, y Juan escribe
para contradecir esas enseñanzas, En nuestro tiempo también pasa lo mismo, pero
sobre eso trataremos en las siguientes lecciones.
También
podemos verlo en las cosas grandes o pequeñas que pasan en nuestro día a día,
cuando experimentamos su amor y misericordia, o también cuando vemos que él nos
fortalece en los momentos de dolor, o cuando escuchamos o vemos testimonios de
nuestros hermanos en la fe.
Para escuchar a Jesús hoy hace
falta solamente abrir nuestra Biblia ya que toda ella nos da testimonio sobre
él. Especialmente en los Evangelios encontramos su mensaje y sus enseñanzas y
si somos sensibles al Espíritu de Dios este nos ayudará a escuchar a Jesús en
esas palabras. Podemos también escuchar a Jesús cada vez que su palabra es
predicada en el púlpito de la Iglesia, en las reuniones en células y grupos
pequeños.
Y, por último, también podemos
palpar a Jesús con nuestras propias manos cuando estamos involucrados en el
servicio en la Iglesia. Ya que al servir a otros hermanos estamos sirviendo a
Jesús mismo.
Mat
25:40 El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis
hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”
Solamente
cuando tenemos en nuestra vida una experiencia con Jesús tendremos la autoridad
suficiente para poder hablarles a otras personas a cerca de él. Eso me lleva al
siguiente punto.
2.- LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DE JESÚS
1:2 Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y
les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha
manifestado.
En el versículo 1 Juan se refirió
a Jesús como “El Verbo que es vida” haciendo referencia a la introducción de su
Evangelio.
Juan 1:1 En el principio
ya existía el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
1:2 Él estaba con Dios en el principio.
1:3 Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a
existir.
1:4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.
1:5 Esta luz resplandece en las tinieblas, y las
tinieblas no han podido extinguirla.
Una de las principales
características de Jesús en la Biblia es que en él está la vida. Jesús mismo lo
dijo muchas veces: “Yo soy el pan de vida” yo soy la resurrección y la vida”
“yo soy el camino la verdad y la vida” Él es la vida que se manifestó en la tierra.
Por otro lado, debemos recordar
que la paga por pecado es la muerte, tanto la muerte física como la espiritual.
Por esta razón todos los seres humanos experimentamos la muerte física y
también estamos condenados a una muerte espiritual por la eternidad.
Rom 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras
que la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Es por esta razón que la única
manera de poder tener vida eterna es por medio de Jesús. Y especialmente por su
sacrificio en la cruz. Ahí él cargo con nuestros pecados, pagó el precio de la
muerte que nosotros merecíamos. Y de esa manera al depositar nuestra fe en él
nosotros podemos tener la vida eterna.
Este es el mensaje del Evangelio.
Este es el mensaje que, así como Juan nosotros también tenemos que anunciar, a
un mundo que vive en muerte y destrucción. El mensaje de la vida eterna que
sólo es posible en Jesús.
Pero ¿Cuál es el propósito de
este mensaje? Esto trataremos en el siguiente punto.
3.- EL PROPÓSITO DEL EVANGELIO DE JESÚS
1:3 Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con
nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
1:4 Les escribimos estas cosas para que nuestra
alegría sea
completa.
Juan nos dice que el principal
objetivo de la proclamación del Evangelio es la comunión. Comunión con los
hermanos, pero principalmente comunión con Dios. Son dos cosas que van de la
mano.
En el idioma griego la palabra
que se traduce por comunión es Koinonía esta
significaba algo mucho más grande que solamente reunirnos a compartir un
cafecito o alguna actividad deportiva o de diversión de vez en cuando. Tener Koinonía implica vivir una vida en
común, es decir una vida como una familia en donde todos estén preocupados de
las necesidades de los demás.
Esto solamente es posible por
medio del amor que Jesús derrama en nuestros corazones. En las lecciones
siguientes Juan nos mostrará como el amor por los hermanos es parte esencial
del camino de Jesús.
Otro punto importante que debemos
resaltar es que la comunión con Dios no está separada de la comunión con la
Iglesia. No existe una vida cristiana que sea posible vivirla en solitario.
Dios nos diseñó para vivir en comunidad. Por tanto, no podemos decir que tenemos
comunión con Dios si no tenemos comunión con los hermanos en la Iglesia.
Por tanto, la proclamación del
Evangelio a aquellas personas que no conocen a Jesús es traerlos a que tengan
comunión con Dios, pero también que sean parte de la Iglesia, para así poder
vivir una nueva vida y ser parte también de la misión que Jesús nos dejó aquí
en la tierra.
Otro de los propósitos de la
proclamación el Evangelio es que “nuestra alegría sea completa” ya que no
existe un gozo más grande en el mundo que ser parte de la misión de Dios, no
existe nada que pueda darle más sentido a nuestra vida que vivir para el Dios
creador de todas las cosas. Este tipo de alegría no significa que nunca
experimentaremos momentos de tristeza y de dolor, pero si significa que con Jesús
siempre tendremos en nuestro corazón la fortaleza necesaria para enfrentar las
circunstancias difíciles de la vida.
Sólo al vivir para Dios, podremos
decir que “nuestra alegría es completa”
Conclusión
Hemos visto en esta lección que
el centro de la vida cristiana es Jesús. Es con Jesús con quien nosotros
debemos tener una experiencia personal. También es Jesús el contenido de
nuestra predicación. Ya que él es el único que puede darnos la oportunidad de
tener salvación y vida eterna. Con el propósito de que el Reino de Dios crezca
cada día, y poco a poco seamos más personas involucradas en la misión de Dios.
Y de esta manera nuestra alegría será completa.
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